Zamira ingresó por primera vez al Hospital Garrahan en el 2014, con sólo un año y medio de vida, después de haber tenido un accidente. Fue diagnosticada con parálisis cerebral. En ese momento su mamá la acompañó durante la internación, y se hospedó en la Sala de Padres de Terapia Intensiva.
En el 2020 Zamira volvió a ingresar al Hospital Garrahan. Esta vez fue su papá, Daniel, quien se internó junto a ella. Daniel nos contó que llegó a la Sala de Padres, porque le informaron los médicos de terapia de su existencia. «Estuve muchos meses aquí, y en pandemia. Este lugar es buenísimo, a mi me sirvió para estar cerca de mi hija. Me facilitó también los gastos. Al estar acá no consumo cosas que afuera tendría que pagar o comprar (productos de higiene, estadía, alimentos, etc.). Es un espacio que ayuda a la estadía del acompañante en el hospital, es práctico».
Por otro lado, nos comentó que en la Sala uno se encuentra con gente que está pasando por su misma situación, que te comprende, compartís momentos, charlas y recibís consejos. Esto le sirvió de contención. Además, gracias a la Sala, formaron un grupo de padres con los que se mantienen actualizados sobre la salud de sus hijos, comparten chistes, se distraen y ase apoyan.
Después de 109 días de estadía en el Hospital, Daniel y Zamira se pudieron ir a su casa, muy agradecidos por la estadía en la Sala de Padres.